Las bandas de cornetas y tambores, que, el pasado Domingo de Resurrección decidieron no llevar a cabo el tradicional desfile que, desde hace décadas, ha servido para poner el punto y final a cada edición de la Semana Santa, reivindicaron su decisión al recordar el acuerdo previo de adoptar esta medida si la Procesión no concluía en torno a las 17.00 horas. Así, reconocieron que no fue una decisión "en caliente" sino "consensuada y meditada con anterioridad".

El recorrido concluyó cerca de las 18.30 horas, cuando, El Resucitado se recogía en la Iglesia de La Asunción, por lo que tras unos minutos de nervios, cierta tensión, incertidumbre, incluso de votación en el seno de la Banda de Cornetas y Tambores de la Virgen del Dolor, el desfile para poner el epílogo final a la Semana Santa de este año se suspendió, tras pedir "disculpas y comprensión" a los cientos de tamborileros y hellineros en general, que, después de la Procesión, aún permanecieron inmóviles y expectantes en la Plaza de la Iglesia, El Sol o El Rabal esperando el paso de las bandas.
Éste se produjo, al menos, de manera testimonial, con la presencia de una representación de cada una de las bandas, como San Antón, acompañando a la Virgen de las Penas camino de su sede en la calle Milagros, así como Virgen Reina, Agrupación Musical La Verónica o Juventud Musical que atravesaron esas calles en silencio, con sus banderines, pero sin tocar, algo que realizó la Banda del Dolor camino de su sede, aunque todos han querido restar importancia a este hecho que algunos han criticado en las redes sociales, tachándolo de un gesto insolidario.
Desfiles eternos e insoportables
En lo que han coincidido en estas horas posteriores a esa decisión las bandas es al hecho de que la situación que se vivió en las procesiones del propio Domingo y Viernes Santo, de regreso del Calvario a la Plaza de la Iglesia, fue poco menos que "un suplicio y algo insoportable", sobre todo, para los más pequeños de las bandas, que, además de las muchas horas del recorrido, tuvieron que soportar altísimas temperaturas, que, en el caso de la Agrupación Musical La Verónica, causó un par de desmayos en la última jornada, como contó Iván Morcillo, uno de los componentes.
En este sentido, los representantes de las bandas que ayer participaron en el programa "Buenos días, Hellín", de la Emisora Municipal, lamentaron haber tomado esta decisión que reconocieron «drástica, pero necesaria, porque llevamos varios años en estos horarios y nadie quiere poner una solución", al coincidir todos en reconocer que "una Procesión que termine sobre las 17.30 horas, es más que suficiente".
Del mismo modo, insistieron en destacar "la dolorosa" decisión que tuvieron que adoptar, tras reconocer que es un acto, que, de manera altruista, vienen llevando a cabo desde hace décadas, y para el que se preparan durante la Cuaresma y los ensayos previos marchas especiales que tendrán que esperar, al menos hasta el próximo año, para escucharse, tras un invierno muy duro para los ensayos.
Asimismo, también se quiso dejar claro que ésta es una decisión con la que nada tiene que ver la Asociación de Cofradías, cuyo presidente, Francisco Juárez, ayer quiso "respetar" esta medida, aunque aseguró que este paso al frente puede ser el punto de inflexión de cara a posibles actuaciones que se aprueben, de antemano, sobre el futuro de los desfiles procesionales de la polémica, en caso de que no se cumplan los horarios marcados con anterioridad.
Soluciones complicadas
El propio Juárez, que prefirió no realizar análisis "en caliente" hasta que empiecen la ronda de análisis de las distintas procesiones, como un trabajo que iba a comentar en la noche de ayer, sí avanzó que, en relación a esos desfiles del Viernes Santo y Domingo, "se hacen necesarias la adopción de medidas" con el fin de poder finalizar a un horario que consideró "razonable" (sobre las 17.00 horas).
La solución sin que tambores y procesiones salgan perjudicados, no parece sencilla, aunque el propio Juárez ya deslizó sus intenciones de sentar "cuanto antes y sin dejar pasar mucho tiempos, acciones que se podrían adoptar y que sólo pasan por la concienciación de los tamborileros, que, desde hace años han cambiado los horarios de las tamboradas nocturnas para llegar más "frescos" a los actos matinales, incluso buscar un recorrido alternativo a esas procesiones.
En este sentido, el concejal de Semana Santa, Amador Casado, destacó el "buen desarrollo" de esta última edición marcada por una climatología extraordinaria que no se recordaba en muchos años, aunque reconoció "la necesidad de sentar" a todas las personas y colectivos implicados "para reflexionar" sobre los aspectos mejorables.
Así, en el ojo del huracán vuelve a estar el final de algunas procesionales, aunque indicó que "la solución sin que nadie salga perjudicado, no es sencilla. Pero, al menos, hay que intentar buscarla mediante el diálogo y el consenso", propuso.
Acerca de la no homologación del Récord, el concejal destacó "el compromiso, ilusión e implicación de miles de hellineros" que participaron en esta Tamborada, aunque "moralmente", indicó, "sí está conseguido".
Récord sin efecto
Javier Portaña, una de las personas, que, desde hace meses, venía gestionando con Guinness este récord, destacó la altísima participación, pero, en alusión a las cuestiones técnicas que esgrimió la jueza, aludió a las dudas sobre la manera en que se controlaron seis de los once accesos al circuito que se diseñó, ante la elevada cantidad de personas que se concentraron en el período de tiempo estipulado por la organización.
Ante el hecho de que no se colocaron vallas para, precisamente, controlar ese acceso, Portaña reveló que, en un primer momento, ésta fue una petición que se presentó a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, y que rápidamente se descartó por cuestiones de seguridad: "se puede decir que la gran expectación que se generó nos sobrepasó, en el mejor sentido de la palabra, y hemos sido víctimas de las estrictas exigencias que Guinness tiene estructuradas".