Una treintena de personas se han concentrado al mediodía en la Plaza de la Iglesia, con el fin de sumarse a la concentración silenciosa que había convocado previamente el Ayuntamiento de Hellín, para conmemorar el 20º aniversario desde el secuestro y posterior asesinato de Miguel Ángel Blanco.

Las campanas de la Iglesia de La Asunción han sonado a las 12.00 horas bañadas en el mismo dolor y estremecimiento que cuando se escucharon las 16.00 horas de un 12 de julio de 1997, en que terminaba el ultimátum, de 48 horas, que ETA concedió al entonces Gobierno de España presidido por José María Aznar, para reagrupar a los presos de la banda terrorista, a cambio de no ejecutar al concejal del Partido Popular en el Ayuntamiento guipuzcoano de Ermua.
En nombre de todos los asistentes, ciudadanos de a pie, trabajadores municipales y los representantes de las fuerzas políticas del Ayuntamiento, el alcalde ha leído en público el manifiesto que, previamente, se consensuó entre los portavoces de todos los partidos con representación en el Consistorio, en el que ha lamentado el “vil asesinato” de un Miguel Ángel Blanco “que se convirtió en un símbolo de todos los demócratas y todos los servidores públicos”.
La unidad, ante todo
Más adelante, le ha reconocido su esfuerzo, junto al del resto de fuerzas políticas y el conjunto de la sociedad, hasta conseguir el final de Eta, “porque la unidad de todos los que creemos en la libertad la paz y la justicia, es un elemento fundamental que nunca tenemos que aparcar. Miguel Ángel lo dio todo, hasta su propia vida, en su intento por conseguir un mundo mucho mejor para todos”.