Aunque nacieron hace más de 30 años, pero, en el caso de Olivia Albert y Oscar Romero se puede decir que su otro cumpleaños comenzó el 24 de octubre de 2013. Esa madrugada, en el interior de una vivienda de Guatemala, sufrieron graves heridas tras una explosión que les dejó importantes quemaduras de las que, afortunadamente, se van recuperando, lenta pero satisfactoriamente.

Oscar Romero, que, junto su novia, Olivia, reside en Valencia, ya que todavía tienen que acudir hasta tres días a las emana a someterse a distintas curas, reconoció que, efectivamente, "estos días han sido muy especiales que hemos celebrado con familiares y amigos. Porque aquél accidente fue el comienzo de nuestra nueva vida".
El hellinero, psicológica y anímicamente, mucho más recuperado de aquél accidente, aseguraba que "ya no me quita el sueño, me inquieta o sobresalta como antes", tras indicar que "la lección más importante de todo es que hemos aprendido a mirar hacia adelante y a ver el futuro, con más gana e ilusión que nunca. Intentamos no angustiarnos con preguntas de lo que se podría haber hecho o evitado".
Oscar Romero está regresando, poco a poco, a la vida normal que llevaba antes del accidente, y a recuperar algunas aficiones, como montar en bicicleta, aunque la rehabilitación se ha convertido en algo rutinario, y obligatorio, cada día, así como estiramientos para que la piel vuelva a recuperar la flexibilidad y la dureza del pasado, ya que todavía no pueden recibir los rayos del sol.
Más tratamientos
En el caso de Olivia tiene que acudir al Hospital de Valencia para, sobre todo, seguir la evolución de una de las manos que resultó afectada en aquél accidente. Pero desde hace tiempo viven solos ya que prácticamente han recuperado la autonomía y no necesitan para las actividades diarias la ayuda de terceras personas.
Pero en este primer aniversario lo que más han recordado los dos jóvenes ha sido las innumerables muestras de solidaridad que demostró casi toda la población cuando se pusieron en marcha campañas de recaudación de fondos económicos para sufragar los gastos de hospitalización en Guatemala; y posteriormente, el traslado a España y Valencia.
Así Romero admitió que "fueron gestos espontáneos, muy hermosos, de gente que incluso no nos conocía. Y es algo que nunca en la vida podremos olvidar", señaló, tras revelar que, con cierta frecuencia, también se comunican con parte del equipo médico y sanitario, que, durante más de dos meses, les atendió en el país sudamericano.